Hoy disfruté de una bella mañana al sol, haciendo sin hacer, solo escuchando el río y meditando sobre el sentido de la vida. Mi vida, la de otros y la de los bichos que pueblan mi jardín.
Pero ahora es la tarde. Ya se viene el agua, suenan los truenos, se puso oscuro y va a caer un chaparrón de esos.
Quiero compartir este poema que me envió mi querida Pilar Quirós. Es un poco triste, claro es de Alfonsina Storni, pero lindo:
Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear
Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar
Alfonsina Storni
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