El patio de mi casa es todo un ecosistema, es más, es un universo en sí mismo. A mi me gusta imaginarme que es mi reducto personal de una selva primaria que se conserva en las márgenes del río María Aguilar.... Un día de estos, cuando compre baterías para la cámara, saco fotos y las subo.
La cosa es que suceden toda clase de intercambios eco-biológicos (si no existe el término, lo acabo de inventar): las abejas, los colibríes y las mariposas, amén de otros bichos con forma de abeja pero de color verde, un poco asquerosos, y algunos abejones de mayo trasnochados, se nutren de las flores más lindas y prehistóricas que yo haya encontrado a este lado del sur de La Sabana.
Esta mañana vi una libélula equilibrista. Se posaba en el alambre que cruza el patio, y se movía como si algo la hiciera perder el equilibrio. Casi, casi, casi… se daba vuelta completa agarrada con sus mínimas patitas. Salía volando y volvía a posarse en el mismo lugar y así otra vez el número de la libélula equilibrista me tuvo entretenida un buen rato.
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