Durante todo este tiempo he pasado por diversas etapas.
El
otro día me vine caminando porque no podía esperar el bus. No podía quedarme
ahí, estática esperando. No soporto esperar. Desgraciadamente este trabajo se
basa en esperar. Esperar la llamada, esperar la respuesta, esperar la hora de
la merienda, del almuerzo y del café. Esperar la salida.
Pero estaba hablando de las etapas. Esa es solo una, la de
la impaciencia. He pasado por la curiosidad (me duró unos cinco días). El miedo
de no estar preparada y meter la pata (me duró una noche). El sentimiento de
fracaso por estar en un trabajo que está bien para un joven pero es una pérdida
de tiempo para una persona adulta (todavía me dura). Y la etapa de tener que
esperar el día de pago solo para poder ir cubriendo deudas y darle sentido a
las madrugadas y las esperas.
Como todo en la vida, algún día voy a recordar esta etapa
como “aquella vez en que trabajé en un call center”. Pero estoy haciendo todos los contactos
posibles para que se convierta en esa “aquella vez” muy pronto.